Los días en Génova, Italia.
- Julieta Romero
- 10 abr
- 2 Min. de lectura
Hace poco más de diez días llegué a Génova, Italia, y todavía me sigo sorprendiendo con la energía tan especial que tiene esta ciudad. Llegué el 29 de abril, en plena primavera, y desde el primer momento sentí que había algo muy acogedor en sus calles, como si Génova supiera cómo hacerte sentir en casa, aunque estés a miles de kilómetros.
Es una ciudad que se recorre fácil, con un centro pequeño pero lleno de vida. Lo que más me llamó la atención son sus callejuelas angostas, donde no circulan autos, solo personas caminando entre paredes altas y colores vibrantes .
El muelle es uno de mis lugares favoritos. Desde ahí se ve el mar y los barcos amarrados. Las vistas desde ahí son impresionantes, especialmente al atardecer.
También la plaza principal - Piazza Raffaele de Ferrari - , donde está la fuente, rodeada de movimiento y de edificios antiguos que le dan un aire clásico. Entre mis fotos hay una ventana que me llamó la atención, y otra más con una bandera del equipo de fútbol de Genovés - Geona FC. , colgada en el balcón de un departamento, como si la ciudad estuviera siempre lista para celebrar algo.
Génova también es una ciudad universitaria, con mucha gente joven que viene con programas como Erasmus, lo que la hace vibrante y diversa.
El clima ha sido ideal desde que llegué, con mínimas de 13°C y máximas de 22°C. Ni frío ni calor. Perfecto para caminar sin apuro y dejarte sorprender.
Génova me sorprendió y es eso: una ciudad que no grita, que te abraza. Chiquita, cálida, llena de rincones para descubrir. Y yo, que vine por unas semanas, ya siento que me va a costar despedirme.
















Comentarios